La
celeste de UTE llevó al plenario de delegados la moción de rechazar la
propuesta salarial macrista e iniciar las clases sin medidas de fuerza, lo que
representa una aceptación implícita. El plenario fue convocado un día antes del
inicio de clases para legitimar la entregada salarial que ya estaba pactada.
La
dirección de UTE convocó de manera marginal a la jornada del 6 de marzo donde
los docentes teníamos la oportunidad de poner el rechazo a la paritaria y el
reclamo salarial en la calle junto a los docentes bonaerenses.
Los
mandatos de las escuelas expresaron el rechazo a la propuesta pero el aparato
celeste se encargó de hacer pasar la propuesta del gobierno porteño.
El
aumento al básico representa un 7%. Un docente con el 50% de antigüedad (7
años) tiene el mismo salario que quien recién se inicia en la docencia,
cobrando la garantía mínima, que pasa de $ 3120 a $3500 en marzo más $ 50 por
agente.
Es
el segundo año que se introducen “aumentos” diferenciados a la baja para los
trabajadores que superen el 50 % de antigüedad, para curriculares y hora
cátedra.
Esto
constituye un precedente perverso para futuros acuerdos. La naturalización de
la burocracia kirchnerista de “aumentos” en cuotas sumergen los de por sí devaluados
salarios en el pozo inflacionario.
Mientras
la denuncia de la crisis de infraestructura de decenas de escuelas que no
permiten el dictado de clases desfiló por el plenario, la burocracia dio
cátedra de lo cualitativo del aumento arrancado a la “derecha” macrista.
Desarrollaron
el ángulo de que la inflación del 30% es un proyección, esto supone que un
aumento de $430 sobre el inicial en un cargo testigo, y $704 con el máximo de
antigüedad (22años), hasta el mes de julio, es suficiente para afrontar el
defasaje salarial y el achatamiento de la antigüedad que trae de arrastre el
sueldo docente frente a las inflación del año pasado.
El
abandono absoluto del problema del salario básico y la defensa plena de la
antigüedad docente por parte de quienes dirigen el sindicato mayoritario de la
ciudad es parte de acuerdos políticos generales de confiscación salarial y
ataque a los docentes.
Mientras
el reclamo por los topes a las asignaciones familiares y por la vigencia del
82% móvil es agenda pendiente de los docentes. Frente al impuesto al salario la
burocracia de la CTERA le opone la posición de un “impuesto a los altos
ingresos”.
Los
docentes porteños han transitado una experiencia hoy agotada con esta dirección
sindical que no rompe sus ataduras con el poder político en detrimento de los
trabajadores.
La
indignación que recorre las escuelas tiene que ser el trampolín de un
llamamiento a la organización de los docentes y a una asamblea general con
mandatos por escuelas de la CABA. La destrucción del salario de los
trabajadores es una de las máximas expresiones del carácter social de este
gobierno y sus burocracias.
Los
docentes de la ciudad tenemos por delante la tarea de organizar asambleas que
decidan no darle tregua al gobierno nacional y al de la ciudad poniendo en pie
un verdadero plan de lucha, que rompa con la política de los gobiernos de la
confiscación del salario, de la inflación, de la carestía de vida, de la falta
de vivienda y trabajo digno, de las condiciones sociales que explotan en la
escuela, al de los ataques públicos constantes a los docentes, a los gobiernos
de la crisis educativa y sus burocracias , opongámosle un plan de lucha votado
por los trabajadores en asamblea.
Por
que la defensa del salario es la defensa integral de la escuela pública;
Exijámosles
a la UTE, a Ademys y al resto de los sindicatos una asamblea general docente
con mandato de base para ir por lo nuestro;
Por el 30% de aumento
al básico y en todas las categorías;
Por el 82% móvil;
Derogación del
impuesto al salario;
Contra el tope a las
asignaciones familiares;
Derogación de la ley
de ART;
Abajo las reformas
vaciadoras;
Triplicación del
presupuesto educativo;
Tribuna Docente