Las próximas elecciones de la conducción de
Ademys se dan en un contexto muy particular.
Las recientes elecciones en sindicatos
docentes de varias jurisdicciones y a nivel nacional en CTERA, expresan un alza
del clasismo y los sectores anti burocráticos que a partir de frentes de unidad
han recuperado seccionales y sindicatos provinciales (ATEN, Sutebas,
Amsafe-Rosario, la seccional Godoy Cruz del SUTE-Mendoza, entre lo más
destacado), y una importantísima elección a nivel nacional de la Multicolor de
CTERA.
Este reagrupamiento del clasismo se da en el
marco de una crisis profunda de la burocracia sindical yasquista de la lista Celeste a nivel nacional, y en cada
jurisdicción, cuya política de absoluta subordinación al gobierno nacional y a
los gobiernos provinciales han paralizado las organizaciones sindicales
convirtiéndolas en agencias de las políticas patronales de ajuste,
flexibilización y ataque a la educación pública llevada adelante por esos
gobiernos.
En paralelo con este proceso, la otra ‘pata’
de la burocracia sindical dirigida por la CTA de Pablo Micheli ha decidido
apostar al divisionismo de la oposición al yasquismo. La creación de la ‘federación nacional docente’ es una expresión de
esta política de paralelizar al clasismo y convertirse en un factor de freno de
la recuperación de los sindicatos en manos de la burocracia sindical.
La dirección mayoritaria de Ademys, la lista
Violeta, llevó adelante esta política de manera consecuente. Su integración a
la CTA-Micheli ha convertido a Ademys en un apéndice de la dirección
michelista, en el marco de un armado político con la centroizquierda patronal
(Camino Popular-Lozano en Capital y Podemos en Pcia. de Buenos Aires con Marta
Maffei como principal candidata en una alianza con el partido de Fabiana Ríos,
responsable de la represión a los docentes de Tierra del Fuego).
Ademys ha pasado de ser un sindicato
independiente y combativo a ser un satélite de la burocracia sindical de la
CTA-Micheli, al punto de inmovilizar al sindicato en el medio de grandes
ataques al gremio y a la educación pública por parte del gobierno nacional y de
la ciudad. Esta característica de la
conducción Violeta ha producido una adaptación de Ademys a la política de la
Celeste de UTE en una escala sin precedentes.
El aislamiento de la lista Violeta de los
sectores combativos del gremio se da a nivel nacional, pero también al interior
mismo del sindicato. La reciente ruptura pública de Lista de Maestros con la
Violeta, luego de que se presentaran en un frente electoral en 2010 y
compartieran la directiva, es una clara muestra de ello.
En la asamblea extraordinaria del 15 de
agosto donde quedó constituida la Junta Electoral, se vio a una directiva a la
defensiva y desorientada frente a todo el activismo y las agrupaciones
combativas. La Violeta ha quedado reducida a su mínima expresión: un rejunte de
sellos tributarios del michelismo y la centroizquierda patronal.
Tribuna Docente pone a disposición de todos
los afiliados de Ademys este balance político de la actual conducción y llama a
poner en pie un frente de unidad para recuperar Ademys.
TRIBUNA DOCENTE
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