9.6.10

JVG: Respuesta a un comunicado, o sobre la democracia

Varios de los que alguna vez hemos pasado por las aulas del “Joaquín” y aún tenemos algún tipo de vinculo con el instituto sentimos una profunda inquietud al advertir que la tendencia, hoy dominante en las juntas departamentales, es la de ocultar bajo la mascara de la violencia y el capricho inmaduro de los estudiantes, un conflicto profundamente político; invisibilizando un reclamo legitimo, y articulando el discurso en la clave del terror y la desestabilización institucional.

Nosotros entendemos que en todas las instituciones se disputa poder, pero que el carácter esencial de la democracia no constituye el apego receloso a los reglamentos, dado que ellos mismo son siempre el resultado de una relación de fuerza –muchas veces conquistado por las mayorías reales, aunque muchas otras mediante una cualificación leguleya confinada a ser combatida como el enemigo natural de la legitimidad igualitaria y la participación plural.

Desde hace tiempo, quizás desde la Ley Sáenz Peña, sabemos que la Justicia no puede ser solamente la acción que castiga la supuesta falta pretendiendo ignorar el contexto profundamente conflictivo en el que surgen las acciones, ni tampoco es el amparo reaccionario en la Policía para que resuelva por la fuerza física la debilidad de ideas y el conservadorismo de los que dicen encarnar el espíritu último de la ley, siempre benefactor de los obsecuentes.

En efecto, creemos firmemente que la justicia se oculta en los espasmos, muchas veces desordenados y perfectibles de las acciones que interpelan las distribuciones o repartos de los lugares “ponderados” para enunciar una “verdad profesional”. Y en esta coyuntura entendemos que pronunciarse a favor del voto universal es un acto de justicia y mejoramiento de la democracia.

La Justicia es la exigencia igualitaria y a su vez la única vía para el fortalecimiento democrático de las instituciones abiertas, publicas y de construcción colectiva.

Cuando entre la democracia y la justicia se edifica un hiato, entonces tenemos el recurso reaccionario a los atajos leguleyos de supuestas mayorías que, en el silencio de su sordera, llaman a la Policía con la voz trémula de miedo.

En ese sentido, nos solidarizamos con los compañeros que se esfuerzan por juntar los pedazos del mundo fragmentado, y unificar los estratos que la burocracia profesional y la aristocracia epistemológica intenta mantener siempre a distancia; insuflando en las venas de nuestras instituciones (públicas y populares) un profundo odio de clase.

Por ultimo, creemos que no hay que claudicar en la lucha por el voto universal y que la única violencia es la afirmación afiebrada de la desigualdad.


Graduados, Docentes y Estudiantes
Del Departamento de Filosofía
(ISPJVG)

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