En las últimas décadas el trabajo docente sufrió una degradación brutal como todo el sistema de educación estatal. La decadencia generalizada de la sociedad en que vivimos junto al abandono por parte del Estado de sus obligaciones en materia de Educación, Salud y Vivienda pública nos llevaron a la pérdida salarial, con cifras fuera del básico, pérdida de la escala jerárquica por antigüedad, jubilaciones miserables, la imposición de los dos o tres cargos para sobrevivir, actividades extra- curriculares, deterioro de edificios, material pedagógico escaso, comedores y condiciones de higiene deplorables, aumento de las enfermedades laborales, etc.
La presente crisis del sistema capitalista a nivel mundial pronostica un futuro aún peor. El gobierno de Macri ha venido a profundizar la destrucción de los derechos laborales de la docencia porteña. En dos años de gestión ya demostró cuáles son sus verdaderas intenciones: salarios congelados, descuentos inconstitucionales, limitación en las licencias, edificios en ruinas y aprietes de todo tipo sobre nuestros derechos estatutarios. Macri vació la caja del estado para subsidiar a la “patria contratista” (la misma que anuncia en los carteles de “Haciendo Buenos Aires”), y ahora trata de salir del paso endeudando a la Ciudad, reduciendo el presupuesto educativo (cuando las escuelas están en situación ruinosa) y congelando los salarios.
Frente a esta realidad, los docentes fuimos los que, tanto en las escuelas como en la calle y en la lucha, nos plantamos para defender la escuela pública. En base a la experiencia de estos dos años de lucha contra Macri, podemos sacar algunas conclusiones.
La burocracia de UTE (lista Celeste) mostró durante el conflicto que su alianza con el gobierno nacional kirchnerista la llevó a entregar la lucha contra Macri para evitarle a Cristina la extensión de huelgas docentes en todo el país. Se negaron a darle continuidad a los paros ofreciendo estériles semanas de tregua, nos separaron conscientemente de las huelgas de la provincia de Buenos Aires y de todo el país, se negaron a exigir a CTERA un paro nacional, y después de los descuentos levantaron la huelga a cambio de una tregua electoral para sus candidatos en las listas del Gobierno (Tito Nenna).
La política de UTE en la Ciudad es la expresión de la política general de la CTA, de la que forma parte. La CTA pretende liquidar las organizaciones gremiales democráticas y combativas, como el SUTEBA La Plata, mientras se sienta con el Ministro de Educación de la Nación (Sileoni) a discutir como “bajar la conflictividad” de los docentes… por supuesto que sin aumentarnos el sueldo. Los docentes no podemos callarnos la boca frente a esto. ¡Que nuestros gremios rompan con el gobierno y con el Consejo Económico y Social!
Ademys (la Violeta) desde el 2008 abandonó la tradición combativa e independiente, adaptándose a la política de la CTA. Durante la huelga contra Macri sostuvo las posiciones de la UTE en nombre de la “unidad gremial”; ahora, se borró de la lucha contra el fraude en el SUTEBA La Plata mientras se suma de manera entusiasta a los “espacios” de la CTA sin denunciar los atropellos de la dirección de Yasky.
No es esta dirigencia sindical la que se va a plantar contra el ataque de Macri. Tenemos que transformar nuestro voto en una medida de lucha, reunirnos para debatir las diferentes propuestas, movilizarnos para votar masivamente y que nuestro voto sea un mandato de lucha que surge de nuestras conclusiones: necesitamos poner los intereses de los docentes por sobre la alianza con el Gobierno, y los que no lo entiendan se tienen que ir.
Por estas razones te convocamos a movilizarte el próximo 5 de noviembre, seas titular o no, a votar en Disciplina a quienes defendieron una alternativa independiente de los gobiernos y la burocracia sindical, a quienes hemos batallado en todas las instancias por tus derechos y por tus intereses.
Votá a la 75, la Rosa, la Lista de Tribuna Docente
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