27.1.10

La precarización no se toma vacaciones

Los trabajadores del programa “Vacaciones en la Escuela” dependiente del Ministerio de Educación del GCBA abrimos una nueva temporada presenciando el vaciamiento, que año a año, se profundiza al ABRIGO de esta gestión (y anteriores).

Mientras el gobierno realiza grandes negociados con los clubes porteños, alquilándolos como predios, profundizando la privatización como norte de sus políticas públicas, nuestra tarea pedagógico-recreativa se da en condiciones laborales degradantes que perjudican seriamente el entorno recreativo y educativo de miles de niños y jóvenes que asisten diariamente. En los clubes, los pibes del programa padecen las diferencias entre ellos y los socios al momento de acceder a las ya, de por si, restringidas áreas e instalaciones de los mismos.

Así, continúa el eterno problema, para colonos y trabajadores, de la higiene y seguridad: vestuarios donde el hacinamiento es la regla, espacios designados bajo el sol, en horarios contraindicados por absolutamente nocivos en las propagandas y recomendaciones del propio gobierno. Para colmo, se les niega el más elemental derecho a hidratarse, no brindándose bebida alguna. Los problemas que emergen de esto se ponen de manifiesto en sangrados nasales, golpes de calor, etc.

Los materiales didácticos cumplen otro año en que brillan por su ausencia; los mismos docentes somos los que, aun sin cobrar en tiempo y forma, llevamos los insumos necesarios para que los chicos puedan desenvolver distintas actividades deportivas, lúdicas y artísticas.

A esto, la coordinación general del programa, cómplice absoluta de esta política, llama "ponerse la camiseta". Son ellos los ejecutores de la política de persecución, amenazas, maltrato, falsas acusaciones y remoción de cargos a los docentes que se pronuncian críticos a la gestión.

Pero dentro de la lógica de la precariedad laboral no solo se contempla esto: el trabajo que comienza mediando noviembre, con reuniones, coloquios e inscripciones no figura en ningún lado. Los contratos, que cualquier jurista diría que es un papel de dudosa legalidad, los firmamos a partir del primer día que recibimos a los chicos. Las horas de trabajo anteriores no las reconoce absolutamente nadie, percibiendo nuestro salario, devaluado, varios meses después de haber terminado la temporada.

Mientras el gobierno de Macri persigue y extorsiona compañeros, la burocracia sindical celeste de la Comisión de Contratados de UTE, sindicato base de Ctera, ni se entera del viento. Otras burocracias enquistadas se benefician con cursos sobre capacitación, como ADEF, pero nada hacen contra las pésimas condiciones laborales.

Para desarrollar nuestra tarea y para que las condiciones de los pibes estén acordes con sus necesidades, los docentes nos organizamos y exigimos:

No a la privatización de los predios de colonias;
Pago en febrero: mes trabajado, mes pagado;
Predios acordes a la tarea pedagógico-recreativa;
Cumplimiento de condiciones de higiene y seguridad;
Gabinetes psicopedagógicos por sede;
Docentes integradores;
Reincorporación de docentes talleristas;
Materiales didácticos, deportivos y de higiene;
Comida en calidad y cantidad de acuerdo a las necesidades nutricionales de los pibes;


Docentes afiliados a UTE, Ademys e independientes
Tribuna Docente Capital

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