6.4.10

A tres años del asesinato de Carlos Fuentealba:

Los responsables políticos siguen impunes

En mayo de 2007 los docentes neuquinos se encontraban en lucha, con huelga y acciones callejeras incluidas. La dirección nacional de CTERA se jugó a aislar el conflicto, como hace habitualmente con las huelgas docentes provinciales.

Envalentonado en la política de CTERA, el gobernador Jorge Sobisch, del Movimiento Popular Neuquino, por entonces aliado del Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri y candidato presidencial, dio la orden de reprimir a los docentes mientras realizaban un corte en el puente de Arroyito (Neuquén).

Como resultado de la represión desatada, Darío Poblete, cabo primero perteneciente al grupo especial de Zapala, asesinó a Carlos Fuentealba, docente neuquino. Poblete estaba en operaciones, a pesar de arrastrar dos condenas en su contra por apremios ilegales y vejaciones.

La movilización masiva en Neuquén y en el resto del país terminó con la carrera política de Sobisch e impuso el juicio contra Darío Poblete, autor material del asesinato. La dirección de CTERA convocó a un paro nacional de 24 hs., recién 5 días después. Luego, el silencio.

Durante el juicio se pudo saber que el 4 de abril, 100 efectivos llevaban 400 kilos de gases lacrimógenos para 700 manifestantes, más balas de goma, carros hidrantes y demás elementos del aparato represivo. Finalmente, en diciembre de 2009 el Tribunal Superior de Justicia ratificó la sentencia de 2008, condenando a Darío Poblete a prisión perpetua.

El gobierno provincial logró, con la anuencia de la justicia neuquina, dividir la causa en dos partes, siendo la primera contra el responsable material y quedando para la segunda los responsables políticos. La justicia provincial no ha avanzado en la causa por el asesinato de Fuentealba, que apunta a los responsables políticos, conocida como Fuentealba II.

El gobierno nacional, luego del asesinato, salió a ofrecer la Gendarmería a Sobisch, en boca del por entonces ministro de justicia y seguridad, actual jefe de gabinete de Cristina Kirchner, Aníbal Fernández.

Mauricio Macri buscó en un primer momento despegarse de Sobisch. A fines de 2009, luego de la derrota que le propinó una campaña popular contra la designación de un policía exonerado involucrado con secuestradores, con la masacre de la Amia y en la represión el 20 de diciembre (“fino” Palacios) y del intento fallido de reemplazarlo por Chamorro, Macri nombró al frente de la Metropolitana a Eugenio Burzaco.

Burzaco tuvo una actuación destacada en la provincia de Neuquén, donde colaboró con el ex gobernador Jorge Sobisch en la confección de un “Plan Integral de Seguridad” entre 2003 y 2005. Burzaco aportó a la gestión Sobisch algunos de sus mejores “conceptos” en materia de seguridad: militarización de las barriadas obreras, “perfil” del delincuente “stándar” (masculino, pobre y joven) y calles “sólo para los ciudadanos honestos” (sic, Revista 8300), integración de la policía pública con las agencias de seguridad privada y reducción de la “percepción” de inseguridad (no de la inseguridad) mediante un amplio despliegue de fuerzas.El resto es historia conocida. Formado bajo esa doctrina, en una mañana de abril de 2007 el cabo Poblete fusiló a Carlos Fuentealba (boletín electrónico TD nº 12, 21/12/09).

En la ciudad de Buenos Aires la dirección celeste de UTE-CTERA se ha negado en reiteradas oportunidades a parar contra la represión, como cuando Alejandro De Michelis, secretario adjunto, respondió a nuestra exigencia en un plenario de 2009 de parar ante la represión en Jujuy diciendo “como vamos a parar por una provincita”.

A tres años de la represión contra los docentes neuquinos, seguimos reclamando cárcel para Sobisch y los responsables políticos del asesinato y seguimos reclamando a la CTERA un plan de lucha por todas las reivindicaciones pendientes, por las que Carlos Fuentealba luchaba junto a miles.

Sebastián Legna
TRIBUNA DOCENTE

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