Un nuevo ataque a la
escuela pública
El gobierno de la ciudad pretende eliminar los distritos escolares,
pasando las tareas de supervisión, orientación y seguimiento de las
problemáticas educativas a las comunas.
No estamos ante un mero cambio organizativo, sino ante un ataque contra
la carrera docente, la estabilidad laboral y la elección de docentes por
oposición de antecedentes. Estamos ante la continuación de una política de
desguace de la escuela pública que lleva décadas.
Hacia fines del año pasado, el gobierno modificó las juntas de
clasificación y disciplina. A pesar de la enorme predisposición de lucha de los
docentes, la celeste de UTE y demás direcciones de la burocracia sindical no
llevaron hasta el fin un plan de lucha, presos de sus acuerdos con el macrismo
a espaldas de los docentes. Lo mismo sucedió este año, cuando el macrismo
impuso el cierre de 95 grados y cursos y las burocracias sindicales festejaron
que no fueran 221…
Ahora, el gobierno busca eliminar a los distritos escolares, pasando sus
tareas a las comunas. Lo cierto es que los consejos consultivos denuncian que
el macrismo no hace efectivo el traslado de tareas y fondos establecido en la
ley de comunas. También denuncian que las comunas son cáscaras vacías sin
presupuesto, vaciadas por el gobierno porteño, que ni siquiera interviene en
ellas.
La constitución porteña incluso prohíbe el traslado de funciones ligadas
a la educación, que deben quedar bajo la órbita del gobierno central. No para
que digite los ingresos y licencias, sino para que organice las tareas junto a
los órganos de cogobierno docente (juntas de clasificación, comisión de
títulos, etc.).
Con la reforma en curso, a partir de 2013 la inscripción de docentes de
primaria se hará en las comunas. Esto deja en manos de órganos políticos con
mayoría del gobierno de turno la inscripción de docentes, violando expresamente
el Estatuto.
La reforma desarticula los equipos de conducción y supervisión
existentes. En primaria esto afecta directamente la estabilidad laboral de 135
supervisores, 5 coordinadores y todo el personal que trabaja en los 21
distritos.
En las condiciones actuales de vaciamiento de las comunas, la promesa de
reorganización y traslado a las comunas no suena tentadora. El traslado puede
implicar reemplazar un cargo de ascenso (supervisor) por cargos políticos
(comuneros), es decir dejar en manos del gobierno de turno la supervisión,
organización y seguimiento de las tareas educativas.
Incluso si se trasladaran los distritos a las comunas con el
presupuesto, habría un ajuste: hay 21 distritos escolares y 15 comunas. Como
ejemplo, el distrito 5 se convierte en comuna 4, con parte del 4º y parte del
19º. De 25 escuelas se pasa a 52.
Para los supervisores de inicial y curriculares el ataque en cuestión
implicaría quedar a cargo de escuelas en un radio enorme. Para media y tècnica,
el gobierno de la ciudad prepara una reforma que implica el desmantelamiento de
la secundaria.
A pesar del rechazo de supervisores que se vienen organizando y que
exigen que la reforma se haga en forma consensuada, el ministerio ya envió los
nuevos números de escuela, que hay que readecuarlos comuna por comuna. Los
legisladores kirchneristas apoyan a los supervisores pero advierten: la reforma
hay que hacerla, por que la ley de comunas es un triunfo de todos (macrismo y
kirchnerismo).
Rechazamos la reforma, por que precariza las condiciones de trabajo de
supervisores y docentes, debilitando el sistema educativo en su conjunto.
Sebastián Legna
TRIBUNA DOCENTE
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