Ni una víctima más de la violencia de género
Las estadísticas son alarmantes. De acuerdo al Observatorio de
Femicidios de Argentina, en el último semestre han ocurrido 119 asesinatos de
mujeres. Sólo en el 2011, fueron muertas 282. Ello sin contar, las muertes por
abortos clandestinos, lo cual aumenta sensiblemente la cifra. Los casos de
violencia de género se concentran especialmente contra las mujeres y jóvenes
pobres, quienes se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad de sus
derechos y cuentan con menos recursos para defenderse.
Las y los docentes sabemos lo terrible de este flagelo social,
que nos afecta de manera directa, no sólo por el hecho de que nuestro gremio
está mayoritariamente conformado por mujeres, muchas de ellas también madres,
sino por los frecuentes casos de violencia contra nuestras alumnas. El brutal
asesinato de Lizbeth Muñoz, estudiante del Liceo 10, quien fue violada,
estrangulada y luego arrojada desde un auto en Villa Lugano, a 30 cuadras de su
casa en Bajo Flores es una horrible muestra de esto. También sabemos que es
gracias a la intervención decidida de la comunidad educativa con
movilizaciones, cortes de calle y denuncias a las comisarías se han logrado
recuperar a las jóvenes, tal como sucedió en el reciente caso de Ana Quispe
Marca, alumna de la Media 2 de Parque Avellaneda, secuestrada al salir de su
clase de educación física.
El estado es responsable.
La cadena de complicidades del estado en los casos de
desaparición de mujeres y jóvenes así como en todas las situaciones de
violencia de género. Tanto en el caso de la trata, como en cualquier agresión
contra las mujeres, la responsabilidad es doble, primero por no garantizar la
prevención de estos hechos y segundo, porque una vez ocurridos en lugar de
buscarlas y encontrarlas, encubren a los proxenetas y femicidas en la más
absoluta impunidad. Desde las comisarías que libera las zonas para que
tratantes y femicidas actúen con total impunidad.
Exigimos que se investiguen
las conexiones entre el aparato represivo y la desaparición y trata de
personas. Debemos tomar el asunto en nuestras manos. La organización
independiente del estado, con la movilización de las comunidades educativas en
los casos de desaparición de alumnas ha sido el factor que permitió
encontrarlas con vida.
Tribuna Docente
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