Se busca (al igual que en
técnicas) eliminar la formación específica, dividiendo el ciclo lectivo en dos
partes, creando un ciclo de formación común, con contenidos generales, y una
serie de “orientaciones”, garantizando la pérdida de numerosas horas para
docentes y contenidos para estudiantes. El fundamento son los lineamientos de
la cuestionada ley federal de educación menemista de 1993.
Las primeras escuelas
afectadas son los comerciales y los liceos.
En las últimas jornadas
institucionales de las escuelas porteñas, se intentó echarle agua al asunto: en
algunos casos se anticipó la nueva currícula, en la que se agregarían horas de
clase, se eliminarían y agregarían materias, y se incluirían las orientaciones.
La confusión fue mayor: en los últimos años aparecen materias “optativas” que
se definirían según la orientación (economía, turismo, etc.), que a su vez,
podría ser propuesta por las escuelas. Estamos ante una nueva estafa: se trata
de una pantalla “democrática” que oculta una reforma integral en la escuela
media y destruye la formación específica transformándola en una “educación
orientada”. Se trata de un revival de la avanzada sobre la educación pública que significó la
creación del fracasado Polimodal, un producto genuino de la ley federal de educación, que reemplazaba la
educación secundaria de cinco años por un ciclo de formación de tres.
La responsabilidad de la
debacle educativa, no sería solo de los docentes ni de la su formación, sino
que también de la formación curricular de los estudiantes. Por eso, el ataque
es polifrontal: paritarias a la baja y ataque a la organización de los docentes
por un lado, y modificaciones en los planes de estudio, tanto en media como en
los terciarios de formación docente (también incluidos en la reforma) por el
otro. La discusión sobre la estabilidad docente es dejada de lado por completo.
El macrismo no se
encuentra solo en esta aventura: la celeste kirchnerista de UTE nada dice sobre
la reforma en curso, al igual que el resto de la burocracia sindical, que solo
se encarga de asegurar la supuesta titularización, en un intento de inmovilizar
la organización docente.
Frente a esta situación,
es necesario convocar asambleas en nuestras escuelas, para discutir cómo
enfrentar esta reforma, exigiendo simultáneamente a las direcciones sindicales
que convoquen a una asamblea general que vote un plan de lucha. Este es el
camino para enfrentar el ajuste en la educación.
Tribuna Docente
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