Durante el último mes la crisis del
modelo social se puso de manifiesto y se ha profundizado de forma exponencial.
El andamiaje de corruptela montado sobre el saqueo y explotación de los
trabajadores y jubilados queda de relieve a la luz de lo circuitos de dinero
negro de los K y sus amigos.
Frente a los ojos de todos, está en
marcha un enorme saqueo contra el país.
En las filas de los capitalistas y sus
partidos se multiplican los reclamos por una devaluación de la moneda.
Los trabajadores pagan la parálisis
económica con despidos, suspensiones y mayor precarización.
Una devaluación agravaría aún más esa
situación, porque no es otra cosa que una desvalorización del salario y de las
jubilaciones.
Además, convalidaría los beneficios de
quienes vienen especulando contra la moneda y desataría una mayor carestía.
Aunque el gobierno dice rechazar la
devaluación, su política conduce a ese desenlace. No sólo eso: son los propios
recursos del Banco Central los que financian la corrida contra el peso.
Durante diez años, los fondos públicos -desde el presupuesto nacional a las
reservas de divisas- han servido para pagar la deuda externa usuraria y bancar
a los privatizadores del ferrocarril o la energía.
Ahora que esos recursos se han agotado, los beneficiarios de ese saqueo han
montado una gigantesca especulación contra la moneda nacional.
Para apaciguar a los especuladores, el
gobierno no ha tenido mejor idea que premiarlos con un blanqueo del dinero
negro.
A cambio de esto, van a perdonarles los
impuestos evadidos y el origen de los fondos mal habidos. Ello, en el país
donde dos millones de trabajadores pagan un impuesto al salario.
Mientras tanto, quiere imponernos
paritarias a la baja, con aumentos de salarios muy por debajo de la inflación.
¿Qué dicen los opositores, de Macri a
Binner, pasando por De la Sota?
Le exigen al gobierno que haga el trabajo
sucio del ajustazo y la devaluación. Es lo que reclaman los economistas de
Macri. Pero también el gobernador de Santa Fe, que responde a Binner y al FAP.
Si la salida a la crisis queda en manos
de estos otros ajustadores, los trabajadores volveremos a pagar la factura.
TRIBUNA DOCENTE
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