Ademys, como sindicato de docentes de nivel
medio y superior, nace en el año 1983. Alrededor de ese año se lleva adelante
un proceso de normalización de los sindicatos docentes en varias jurisdicciones
y a nivel nacional, luego del accionar represivo de la dictadura militar.
Hasta su expulsión, Ademys formó parte de la
Ctera y tuvo como objetivo la creación de un sindicato docente único en la
Capital Federal junto a la Unión de Maestros Primarios (embrión de la UTE).
Los estatutos orgánicos de la Ctera no
excluían a ninguna entidad sindical de las distintas jurisdicciones. En sus
congresales participaban los delegados de los distintos sindicatos según la
cantidad de afiliados que tuvieran.
En octubre de 1988, la lista Celeste,
entonces mayoría en la Ctera, lleva adelante la modificación del Estatuto. Los
principales ejes de la reforma pasan por decretar que la Ctera estaría
constituida de ahí en adelante por sindicatos únicos por cada jurisdicción; la
sustitución del sistema D’Hont de mayorías y minorías para conformar la Junta
Ejecutiva por el de lista completa; y la sustitución del Consejo Confederal por
el de Secretarios Generales como órgano de gobierno de la Ctera. Es decir, el
nuevo Estatuto de la Celeste consagraba el unicato peronista.
A los sindicatos como Ademys se los intimaba
a “fusionarse” con los sindicatos que la propia dirección Celeste escogía como
seccional oficial de la Ctera o seguir existiendo por fuera de la
Confederación.
A fines del ’88, la UMP dirigida hasta
entonces por la izquierda –entre otros, Tribuna Docente-, pasa a ser dirigida
por la Celeste. Al interior de la propia UMP se produce un “golpe de estado”
por parte de la Celeste, impidiendo que la Comisión Directiva sea integrada por
la minoría tal como lo establecía el sistema D’Hont de su Estatuto.
Al año siguiente, la Celeste en la conducción
de la UMP modifica el Estatuto del sindicato consagrando la lista completa para
los cargos de Comisión Directiva a la lista ganadora; eliminando las asambleas
como órgano deliberativo del sindicato; y estableciéndose como “sindicato
único” base de Ctera-Capital.
En octubre de 1990, se les prohíbe la entrada
al congreso de Ctera a los delegados de Ademys. La Celeste desconoce a sus
afiliados y los intima a reafiliarse al SUTEN (sindicato de docentes de
escuelas nacionales, previo a la transferencia), o a fusionarse con la UMP (que
en marzo de 1992 pasaría a ser UTE).
La conducción de Ademys de ese momento optó
por continuar siendo una entidad sindical por fuera de la Ctera.
Lo cierto es que la conducción de Ademys, en
particular la actual lista Violeta, ha hecho del aislamiento de Ctera una
extraña virtud.
Permanecer afuera de Ctera es una de las
opciones que la propia burocracia Celeste les “ofrecía” a las entidades
sindicales que el peronismo no dirigía. Permanecer fuera de la Ctera constituye
una adaptación pasiva a los Estatutos proscriptivos y burocráticos de la
Celeste.
Bajo esta caracterización, Tribuna Docente ha
planteado –en el reciente debate en torno a si Ademys debe formar parte de una
“federación nacional docente” que la CTA-Micheli viene impulsando en abierta
paralelización del clasismo- el reingreso de Ademys a la Ctera.
Este planteo programático de carácter
estratégico no es un “pedido” a la conducción Celeste, sino un planteamiento
que permite exigir lo que corresponde desde el punto de vista histórico y
articular con todos los sectores del sindicalismo docente antiburocrático de
todo el país una lucha tenaz contra la burocracia Celeste.
TRIBUNA DOCENTE
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