14.1.14

Jornada de trabajo docente: expresión de la precarización laboral y salarial


El salario que debe percibir un docente no puede discutirse sin considerar las características de la jornada laboral y el tipo de trabajo que se desarrolla. Los distintos gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires, junto con la dirección de los principales sindicatos docentes -con la excepción de Ademys-, han naturalizado que los trabajadores de la educación deben tener dos o más cargos, o sus equivalentes en horas cátedra, para alcanzar un salario que les permita apenas llegar a fin de mes.

El promedio de los docentes trabaja 45 horas semanales, alcanzando jornadas diarias de 9 horas reloj, sin contar tiempos de traslados a las respectivas escuelas, muchas veces dos o más en un mismo día. A las tareas de enseñanza propiamente dichas, debe agregarse un sinfin de actividades que van desde la planificación, el armado de proyectos, el diseño y corrección de evaluaciones, reuniones períodicas con autoridades, hasta tareas de contención y apoyo a los estudiantes y sus familias.

Esto, sin contar el tiempo requerido para la formación docente que además de ser una necesidad para la práctica pedagógica cotidiana, es un requisito para la adquisición de puntaje para la permanencia y ascenso en la carrera docente.

En el nivel primario, debe destacarse el hecho de que los maestros cumplen, por lo menos, una triple función: están a cargo de las acciones educativas específicas del grupo, llevan adelante las tareas administrativas -que en el nivel medio son propias del preceptor-, y cuidan los recreos y comedores. Este exceso de trabajo y diversificación en las tareas atenta incluso contra la propia salud del docente.

El nivel inicial tiene similares características que el primario, con el agravante de que la falta de jardines repercute no solamente en la violación del derecho de los niños a la educación desde los 45 días, sino en el acceso a un cargo por parte de las docentes del nivel.

Los docentes curriculares de educación física, plástica, música, lenguas extranjeras y tecnología, salvo excepciones, no cuentan con horas institucionales fuera de las exclusivas frente a alumnos.

En el caso del nivel medio, la figura del “docente-taxi” no ha sido erradicada. La aplicación de la ley de profesor por cargo se viene implementando a cuentagotas en las escuelas y no resuelve la sobrecarga de trabajo. Las horas extraclase se asignan principalmente a proyectos especiales (clases de apoyo, tutorías, reuniones de departamento, entre otros) lo que deja afuera el tiempo necesario para la planificación y seguimiento de los procesos de aprendizaje de los estudiantes.

En el área de educación especial la situación es caótica debido al profundo y particular vaciamiento llevado adelante por las políticas de “inclusión” que impulsan el gobierno nacional y porteño.

Todo este cuadro -que en cada área y nivel y, a su vez, en cada cargo pudiera ampliarse y detallarse-, da cuenta de una situación de sobrecarga y polifuncionalidad en la jornada laboral docente.

A esto debe agregarse que es imposible que un docente pueda vivir con el sueldo de un cargo, ya que éste equivale a menos de la mitad de la canasta que delimita la pobreza. En la actualidad, la Universidad de Rosario establece la canasta familiar en $9797 y el salario para el cargo testigo está en $4100 de bolsillo. Esto lleva a que el grueso de la docencia trabaje dos o más cargos, repercutiendo negativamente en su situación de vida y laboral.

Por esto, ante las discusiones de las próximas paritarias, planteamos:

SALARIO MÍNIMO IGUAL A LA CANASTA FAMILIAR PARA EL CARGO TESTIGO O SU EQUIVALENTE EN HORAS CÁTEDRA.

REDISEÑO DE LA JORNADA LABORAL DOCENTE QUE CONTEMPLE HORAS PARA PLANIFICACIÓN, EVALUACIÓN Y FORMACIÓN.

CAPACITACIÓN DOCENTE GRATUITA, EN SERVICIO Y CON PUNTAJE.

Tribuna Docente

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