Para financiar el ‘traspaso’ del subte, Macri acaba de anunciar
un impuesto a las naftas, además de aumentar los peajes y otros servicios. Scioli
quiere ‘empardarlo’ con otro impuesto a los combustibles. Hace un par de meses,
De la Sota los madrugó a los dos.
Los gobiernos provinciales han
salido a imitar la receta de todos los ajustazos europeos: el impuesto a las
naftas, que se cobra fácil y se traslada enseguida a trabajadores y
consumidores. A ello, se suman los boletazos en el transporte. Aquí también se
anotó Bonfatti, el gobernador de Binner.
Nada menos que el gobierno
nacional -el campeón del impuesto al salario- ha calificado a estos impuestazos
como “antisociales”. Pero sus quejas tienen otra razón: los K quieren reservar
los tarifazos en beneficio de los monopolios petroleros.
Por eso, Cristina Kirchner
acaba de anunciar un aumento del 40% en el precio del gas en “boca de pozo”. Lo
mismo ocurrió, días atrás, con las tarifas de la electricidad y del gas
domiciliario.
Detrás de las peleas de
micrófono, el maridaje entre los K, por un lado, y Macri, De la Sota, Scioli o
Binner, por el otro, tiene un claro contenido: trasladarle al pueblo la factura
de la quiebra fiscal y el vaciamiento energético.
¡Abajo los tarifazos nacionales
y provinciales! Nacionalización del petróleo, el gas y todas las privatizadas,
bajo control de sus trabajadores.
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